6 de octubre de 2008

LA FAMILIA CYBORG

Autor: Dr. Martín Nizama-Valladolid

Introducción
La ciencia ficción concibió el Cyborg, una combinación de ser humano y robot, con el propósito de mejorar la calidad de vida de la persona mutilada físicamente, a la cual se le implanta accesorios electrónicos para normalizar su funcionamiento de manera artificial. Sin embargo, el experimento acabó deshumanizando al personaje, de modo que carecía de emociones, sentimientos y valores. Una vez detectado el fracaso, los científicos intentaron recuperar la espiritualidad del Cyborg sin lograrlo plenamente y el experimento fracasó.

El uso de los equipos electrónicos es parte de la vida en la sociedad posmoderna. Prodigan confort, esparcimiento, información, conocimiento y celeridad en la comunicación. También han acortado las distancias, haciendo del planeta nuestra “pequeña aldea global”. En suma, su uso racional es necesario por su utilidad; y aún indispensable en la vida de los seres humanos y por ende, de la familia.

Sin embargo, en la sociedad global, la institución familiar humana, viene siendo sustituida aceleradamente por un nuevo estilo de vida hedonista, la familia electrónica, conformada por equipos de tecnología de punta, en cuyo uso desmedido suelen refugiarse las personas para evadir su soledad, vacuidad e infelicidad, en busca del afecto, reconocimiento y compañía que no obtienen de su familia natural. En la actualidad, lo más importante para los miembros de la familia ya no es la comunicación entre padres, hijos o hermanos. Prevalece la incomunicación entre ellos, lo cual genera un oceánico vacío espiritual. Hoy en día son los equipos electrónicos, sean estos computadora (Internet), televisión, celular, equipos musicales o videojuegos los que copan el tiempo, el interés y la atención de los miembros del núcleo familiar. En la familia moderna el hogar se ha convertido en un pensionado y los padres, en meros entes asistencialistas: Proveedores de bienestar material; bancomáticos delibery. El tiempo de permanencia en el hogar es cada vez menor. Mayormente, se circunscribe a las horas de dormir, ingesta de alimentos y algunas horas los fines de semana. Aún así, cuando los miembros de la familia se encuentran en el hogar, muestran interés mínimo o nulo en el compartir espiritual con los suyos. Prácticamente son unos desconocidos en sus propios domicilios, puesto que consumen su tiempo en el uso irracional de los equipos electrónicos, aislándose de los otros. Así, caen en el individualismo, la vacuidad, la materialidad y la evasión hedonística, llenando el vacío espiritual mediante el uso de los aparatos electrónicos (electrónicos) a los cuales a menudo se esclavizan, sin siquiera percatarse.

Así, sin darse cuenta, progresivamente las personas pasan del uso racional de los electrónicos, al abuso (uso descontrolado) y acaban en el uso patológico, vale decir adictivo o esclavizante de dichos artefactos.

Historia
El inicio de este fenómeno de deshumanización masiva lo marca la aparición de la Internet ligada a la computadora. Cronológicamente, comienza en nuestro medio a mediados de la década del 90 con la introducción del Internet, la cual se masifica a partir del año 2000; y durante los últimos cinco años se ha generalizado la proliferación indiscriminada de cabinas de Internet y locutorios en el interior del país.

Componentes
· Internet: Chat, messenger, Hi5, Youtube, compras, enamoramiento y matrimonio, descargas (música, pornografía, otros).
· Computadora: Juegos, música, Internet.
· Televisión: Telenovelas, pornografía, violencia, criminalidad, banalidad.
· Equipos musicales: MP3, MP4, IPOD.
· Celular: Mensajes, ritual de “colgarse” del teléfono por tiempo indefinido, llamadas eróticas.
· Videojuegos: Play station 2, 3; Wii, Game cube, juegos en red, máquinas chinas.

Efectos
El uso irracional de los electrónicos conduce a la familia a una desintegración funcional caracterizada por:

Individualismo
Cada miembro de la familia vive su vida de manera independiente, sin vínculos espirituales con los suyos. Al llegar a su domicilio se aíslan cada uno en su habitación, sin interesarse en los demás. No se miran, no se hablan, no se escuchan ni comparten caricias. Se tornan egoístas y frívolos, saturados por el hartazgo y la estulticia. Creen que el mundo gira a su alrededor y viven como “topos” aislados en su burbuja electrónica: “Pegados” o sentados como hongos frente a la computadora.

Utilitarismo
Los miembros de la familia se usan los unos a los otros. Se dirigen la palabra o se prestan atención solo cuando se necesitan. Satisfecha su necesidad vuelven a su rutina electrónica.

Incomunicación
Los integrantes de la familia se aíslan unos de otros cual torres de marfil. No sienten necesidad de establecer contacto visual, de prodigarse caricias táctiles, de hablar o de escucharse mutuamente. Simplemente se ignoran.

Insensibilidad
En la interioridad de cada uno de los miembros de estas familias prevalece la frialdad. Cuando uno de ellos se enferma, a menudo se siente solo. Los otros familiares son ajenos a su sufrimiento. Continúan haciendo su vida sin interesarse de lo que sucede en su entorno.

Asistencialismo
Los responsables de la familia asumen que su función acaba con la sola satisfacción de necesidades básicas o suntuarias e ignoran los vínculos espirituales. Surge así la figura de los padres proveedores o asistencialistas. Virtualmente, el hogar se convierte en una pensión.

Materialidad
Los familiares suplen la ausencia de afecto en las relaciones familiares con la satisfacción únicamente material. Una manera fácil de compensar la carencia de vida espiritual en la familia es a través del saciamiento material, lo cual equivale a “comprar” el cariño de los familiares con cosas. Se cae así en una especie de “cosificación” de las relaciones familiares.

Adicción
El apego compulsivo de los electrónicos, frecuentemente, conduce a muchos miembros de la familia a depender en extremo de su uso; a tal punto que necesitan de ellos para sentirse bien; en cambio, sufren cuando no los usan; y para recuperar su sensación de bienestar, necesitan usar esos objetos. Es la adicción a los electrónicos.

Desadaptación
Las personas que abusan de los electrónicos, progresivamente muestran rebeldía, desmotivación por el estudio, aculturación, estrés, obesidad, inapetencia y adelgazamiento. Otros, pierden el hábito de lectura, su caligrafía y ortografía es deficiente en grado extremo, no saben relacionarse con las personas, mostrándose ansiosos, tímidos e inadecuados.

Tiempo Utilizado

Tiempo libre
Las personas consumen su tiempo libre en el uso desmedido de los electrónicos. Pasan horas de horas “pegados” a estos equipos. Muchas veces se amanecen o viven de noche y duermen de día. Se enfurecen cuando se les llama a comer o se les interrumpe. No tienen sed, sueño ni sienten frío. Prefieren comida chatarra. Se robotizan.

Tiempo familiar
Los integrantes del clan consagran su tiempo familiar al uso de electrónicos. No comparten con los suyos las horas de comer, el esparcimiento ni la problemática de cada uno de ellos. Descuidan a los niños, los abandonan o los maltratan cuando estos los interrumpen.

Tiempo personal
Las personas viven absorbidas por el uso descontrolado de los electrónicos. Por ejemplo, ingieren sus alimentos junto a la computadora o internet. Se duchan conectados a la música estridente. Se quedan dormidos viendo televisión. Se olvidan de sí mismo. Abandonan la práctica del deporte. Su patrón de vida prevaleciente es, trabajo-electrónicos-cama.

Tiempo laboral
Aún en el trabajo, estas personas viven conectados (“enchufados”) a los electrónicos. Manejan vehículos escuchando música estridente con sus audífonos; llevan su radio al centro laboral y están pendientes del dial; dedican horas laborales al uso de Internet o se dedican a hablar por teléfono por tiempo ilimitado, desatendiendo sus responsabilidades laborales. A menudo, caen en negligencia laboral, bajo rendimiento o pérdida de horas trabajo en desmedro de su organización laboral.

Usuarios
El uso de electrónicos es universal en la sociedad global. Es una necesidad ineludible y su utilidad, indiscutible. Sin embargo, el uso indiscriminado afecta a todos los grupos de edad y a ambos géneros. Según grupos de edad, se observan las siguientes tendencias preferenciales:

Niños: Videojuegos. Máquinas chinas, Internet
Jóvenes: Internet, Chat, juegos en red, videojuegos, equipos musicales, celular (handsfree) televisión, DVD.
Adultos: Televisión, radio, celular.
Adultos mayores: Tragamonedas, juegos de azar, Internet.

Reflexión
Reconozcamos que los electrónicos son objetos inanimados: Cosas que nos deshumanizan, nos desunen y nos vuelven insensibles. Nos robotizan. Solo son medios (instrumentos) de comunicación o de entretenimiento y no un fin en sí mismos. De otro lado, las personas somos seres humanos con espíritu; y como tal, sensibles. Por tanto, merecemos el máximo interés, atención y cuidados cotidianos de parte de los nuestros. No permitamos que los electrónicos manejen o manipulen nuestra vida, ni que anulen nuestra espiritualidad. No nos convirtamos en sujetos “electrónicos”, poseídos por equipos tecnológicos. No seamos cautivos del autismo electrónico. Aprendamos a convivir con estos artefactos, sin desunir, desnaturalizar o desintegrar a la familia. No caigamos en el error de promover ingenuamente el autismo electrónico en la familia, adquiriendo, irracionalmente, los, cada vez, más sofisticados equipos que oferta el mercado, alimentando el egoísmo, la competencia fatua y la estulticia en los miembros de la familia. Preguntémonos primero: ¿Es necesario? ¿Qué perjuicio puede acarrear a la familia?

Alternativas
Defender la vigencia y desarrollo de la familia humana en todos los niveles de intervención:

· Promoción
Privilegiar el cultivo cotidiano de la espiritualidad a través de la educación familiar, cultivando los principios y valores, mediante el diálogo sano y la oferta de paradigmas familiares positivos. Dedicar el mayor tiempo a la familia. Prodigarse caricias gratificantes compartiendo afecto (cariño). Usar los electrónicos solo por necesidad real; saber poner límites oportunamente y con autoridad. Promover el amor, la cohesión y el sano esparcimiento familiar. Enseñar a los niños a jugar, correr, saltar, cantar, bailar, tocar instrumentos musicales, practicar deportes e inducirlos a que desarrollen actividades artísticas como teatro, pintura, poesía y declamación, entre otras.

Asumir que la familia es la institución más importante de la sociedad; y como tal, es insustituible. Eduquemos a los niños, desarrollando su poder interior, el cual los hace invencibles ante cualquier poder seductor externo. Al respeto, Pitágoras advirtió: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”. Igualmente apliquemos el proverbio que reza: “Instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo, no se apartará de él”.

· Prevención
Proteger activamente a los familiares contra el uso irracional de los electrónicos y estar concientes de los riesgos del empleo indiscriminado de estos. Reducir al mínimo el número de electrónicos disponibles en el hogar, controlando el uso personalizado de los mismos. Eliminar la incomunicación familiar en el hogar. Revertir la desunión familiar. Cambiar los estilos de vida malsanos. A menos uso de electrónicos, mayor comunicación familiar. Estar alerta es la prevención más eficaz y efectiva.

· Detección Precoz
Cesar de inmediato todo abuso de los electrónicos. No hacerse de la vista gorda. Utilizar los seguros y bloqueadores. Proceder con presteza y firmeza. Toda demora acarrea consecuencias perniciosas, frecuentemente irreparables. Confrontar al abusador/adicto a los electrónicos, haciéndole ver su descontrol y las consecuencias nocivas del mismo. Vigilar con discreción la vida social de nuestros familiares, conociendo sus contactos, redes amicales y saber lo que hacen y a qué se dedican dentro y fuera del hogar.

· Tratamiento Oportuno
Buscar ayuda médica especializada cuando el familiar se esclavice a los electrónicos. Hacerlo en instituciones de salud públicas o particulares idóneas, para asegurar la rehabilitación de la familia y su paciente. Reconocer que siendo la adicción una enfermedad familiar, el tratamiento también es familiar, comprometiendo a todos sus miembros con el programa terapéutico de largo plazo.

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